viernes, 19 de marzo de 2010

Mis amigas son unas atorrantas, se exhiben sin pudor, beben a morro, se pasan las consignas por el forro y se mofan de cuestiones importantes.
Mis amigas son unas sinvergüenzas, que palpan a las hombres el trasero, que hacen en los baños agujeros y las echan a patadas de las fiestas.
Mis amigas son unas desahogadas, que orinan a mitad de la vereda, contestan sin que nadie les pregunte y juegan a los chinos sin monedas.
Mi santa madre me lo decía: "cuídate mucho Juli, de las malas compañías", por eso es que a mis amigas las mido con vara rasa y las tengo muy escogidas, son lo mejor de cada casa.
Mis amigas son unas malhechores, convictas de atrapar sueños al vuelo, que aplauden cuando el sol se trepa al cielo y me abren su corazón como las flores.
Mis amigas son sueños imprevistos, que buscan sus piedras filosofales, rodando por sórdidos arrabales donde bajan los Dioses sin ser vistos.
Mis amigas son gente cumplidora, que acuden cuando saben que yo espero, si les roza la muerte disimulan, para ellas la amistad es lo primero.




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